ESAOUIRA
Breve historia
Navegantes de toda índole decidieron, en tiempos
remotos, navegar más allá del Mare Nostrum. Varios historiadores coinciden en
que fueron los fenicios, allá por el siglo VII A de C, los primeros que
llegaron a las costas del actual Marruecos y se establecieron en este lugar,
sobre todo en la isla de Mogador, situada frente a Esaouira. Estaban
interesados sobre todo en un gasterópodo del género murex, muy abundante en
estas aguas y del que obtenían, por oxidación, la púrpura. Este pigmento se extraía para ser utilizado en el
teñido de telas. Esta actividad se convirtió en una pujante industria.
A lo largo
de los siglos fueron seguidos e imitados por otros pueblos: romanos, griegos,
cartagineses, y más tarde, pero ya persiguiendo otros fines, por portugueses,
franceses, españoles y alemanes.
En la época
romana de esta ciudad la industria de la púrpura adquirió tal auge que se hizo
famosa en todo el imperio, compitiendo en algún momento con la no menos
importante de la de la salazón de pescado, industria a la que los romanos se
dedicaron con gran éxito.
Efectivamente,
y como ya se ha dicho, en otras épocas otras culturas ocuparon este enclave. En
los siglos XV y XVI los navegantes portugueses visitaban asiduamente la costa
atlántica de Marruecos cuando debían costear el oeste de África en los viajes
que realizaban a oriente en busca de las muy codiciadas especias y también de
la seda. En algunos puntos de esta costa, Kedima, Safí, El Jadida… establecieron factorías y asentamientos con el
fin de proveerse de los necesarios bastimentos para continuar su viaje. Fue en 1506 cuando se establecieron en la
actual Esaouira. Este puerto llegó a ser el más importante de todo Marruecos.
El sultán
Mohammed Ben Abdallah reconquista la ciudad en el siglo XVIII. Introduce
importantes mejoras reconstruyéndola de forma moderna para la época con amplias
calles y anchas plazas. Por lo que su medina se asemeja poco a las clásicas de
las ciudades marroquíes. Se convierte en
el siglo XIX en el principal puerto de
Marruecos, asentándose en ella colonias
cristianas y judías. Durante el reinado de Mohammed Ben Abdalah este puerto fue
perdiendo importancia en beneficio del
de Agadir.
En el mes
de agosto de 1844 y, en represalia por el apoyo brindado por el sultán a los
rebeldes argelinos, una flotilla de bombarderos franceses, después de haber
hecho lo propio en Tánger, cañonea la ciudad causando innumerables daños entre
la población y en las defensas de la misma.
La llegada
de la administración colonial francesa al sur del país, a principio del siglo
XX sirvió, además de para que esta ciudad recuperara su antiguo nombre de
Mogador, el que perdiera su hegemonía como puerto importante en beneficio de
otros como Casablanca, Tánger o Agadir, quedando este puerto casi
exclusivamente como importante puerto pesquero.
Con la
independencia de Marruecos en el año de 1956 esta ciudad retomó el nombre de Esaouira.
Destacar la visita que hizo a la ciudad, a
principios del siglo XIX, Domingo Badía Leblich,
rebautizado Ali Bey el Abasi y falso
príncipe musulmán, procedente, supuestamente de Siria. Este personaje, nacido
en Barcelona en 1767 fue espía al servicio de Manuel Godoy, valido del Rey
español, Carlos IV. Se hizo pasar por musulmán para lo que incluso se hizo
circuncidar. Llegó incluso a visitar La Meca, lo que no era permitido a ningún no
musulmán, de la que proporcionó informes. Este personaje llamó a la actual
Esaouira, Suera, como aun la nombran sus habitantes.
Situación
Está situada la ciudad de Esaouira en la costa Atlántica de
Marruecos a 443 km. de Rabat, la capital de reino.
Coordenadas: 31°30′47″N 9°46′11″O
Altitud 11 msnm
Habitantes
Su población se estima en unos 70.000 habitantes
Hermanamientos
Al día de hoy no hay constancia de que Esaouira esté hermanada con
ninguna otra localidad.
Como es
Al igual que, prácticamente todos los enclaves situados en la costa oeste de
Marruecos, desde Tánger hasta Agadir, es una ciudad fortificada con murallas y
bastiones construidos por los portugueses que, como ya se ha dicho, la ocuparon
allá por los siglos XV y XVI.
Puede admirarse en ella uno de los pocos vestigios
de su época portuguesa: el fortín existente en una de las islas púrpuras frente
a la ciudad. También perduran en ella las baterías de cañones emplazadas en las
murallas portuguesas.
Sus calles están trazadas con miras a hacer de
ella, a pesar de su antigüedad, una moderna urbe, aunque estas no sean
demasiado anchas aunque sí más que las clásicas de las medinas del resto de las
ciudades de Marruecos lo que le da un algo especial que la hace diferente.
Seguramente fuera esta diferencia lo que llamó la atención de Domingo Badía.
La reconstrucción de la ciudad se le debe al Sultán de la dinastía Alauita, Sidi Mohamed Ben Abdel-lah en 1764. En definitiva este Sultán no hizo más que mejorar las construcciones portuguesas consiguiendo superar a aquellas y sobre todo conseguir una ciudad muy bien trazada. Para ello se valió de un arquitecto francés a la sazón prisionero suyo, Theodore Cornut. Tan contento quedó el Sultán del resultado de la obra que bautizó a la ciudad como As-Sawira, que significa "la bien trazada", "la dibujada".
También perseguía este Sultán hacer competir su puerto con el de Agadir, ciudad marítima muy importante en esa época, que no acataba su autoridad, y que mantenía un importante tráfico marítimo con Europa.
A destacar el trabajo de los artesanos de la madera. Estos utilizan una, llamada tuya, la que desprende un penetrante, embriagador y agradable olor. Tampoco te pierdas visitar la calle Siaguins en la que sientan sus reales innumerables orfebres que suelen trabajar la plata.
No puedes perderte el visitar el puerto pesquero en el que encontrarás muchos restaurantes, y en los que se degusta un pescado y marisco fresquísimo. Verás innumerables barquitos pesqueros he incluso como se construyen, hay artesanos muy diestros en la construcción de estos pequeños barcos de madera, los que suelen pintar de azul.
También vive esta ciudad del cultivo del cereal, de su importante cabaña caprina y de su producción forestal. Todas estas actividades, unidas a las ya mencionadas, son la base de su economía. Tampoco debemos olvidar que aquí se producen algunos cosméticos de los cuales su base de producción es el famoso aceite de argán
Turismo
Es uno de los pueblos más bonitos de la costa
atlántica de Marruecos. Es visitado, sobre todo en verano, por innumerables
turistas extranjeros y nacionales atraídos por su belleza. Su medina de amplias
y bien diseñadas calles, diferente como ya se ha dicho a las conocidas de otros
lugares del país. Su trazado, se diría a cordel y que se asemeja a ciudades
europeas.
En ella se disfruta un clima benigno con veranos no
demasiado calurosos e inviernos templados. Los vientos alisios, bastante
frecuentes que para algunos podría ser
una molestia, es especialmente apreciado por legiones de surfistas que aquí se dan
cita para disfrutar de su deporte favorito.
A destacar el Festival de Gnauas y Músicas del Mundo de Esaouira, antes llamado Festival Gnaua de Esaouira. Este festival se celebra la última semana del mes de junio y su estrada es gratuita. Atrae a miles de personas que disfrutan con la música de estos descendientes de antiguos esclavos que consiguieron arraigarse e introducir sus costumbres y su arte en este país que es Marruecos.
Nació este festival en el año de 1998 con el solo objetivo de potenciar la cultura Gnaua tan presente sobre todo en el sur del país.
Hablemos un poco de los Gnauas: Son sujetos de piel oscura, antiguos esclavos que al abolirse la esclavitud quedaron muchos de ellos varados en el sur de Marruecos, pronto se integraron y fueron aceptados por la gente del país. Conservaron su música y sus costumbres. Los instrumentos que utilizan son sobre todo el gembri o sentir, instrumento de sólo tres cuerda, el tambor o tbel que se hace sonar con un palo curvo y los qraqueb instrumentos estos que alguien compara con castañuelas
pero que yo los veo bastante diferente, además de que estos son metálicos. Tanto los bailes como la música son muy rítmicas, en ocasiones los músicos entran en trance. Al mismo tiempo que tañe su instrumento alguno del grupo gira la cabeza describiendo círculos con una especie de borlón que llevan cogido con una cuerda en lo más alto de su gorro (tarbuch) También algún otro se pone a bailar en cuclillas sin dejar de tocar.
A pesar de que Esaouira se está convirtiendo en una ciudad bastante frecuentada por turistas venidos de todo el mundo, continúa al día de hoy siendo un lugar bastante tranquilo, nada que ver con el bullicio y el trasiego de la mayoría de las ciudades de este encantador país. Aquí te librarás de empujones, también del clásico “guía” que en cualquier otro lugar insiste en acompañarte y recomendarte algún establecimiento, siempre un bazar en el que casi te obligan a comprar cualquier cosa, casi siempre alfombras y por lo que el “guía” recibirá una comisión.
Tampoco se practica aquí demasiado el clásico regateo, algo muy común en cualquier lugar de Marruecos y que, por otro lado, es recomendable practicar.
Si quieres pasear por la ciudad deberás desde el puerto entrar por la puerta de la marina, subir a la torre de la Skala del puerto desde donde disfrutarás de una espléndida vista del mar y la ciudad. Dirígete a la plaza Muley el Hassan, plaza considerada el centro neurálgico de la ciudad.
En ella no faltan las cafeterías, salas de exposiciones, todo tipo de establecimientos de restauración siendo sin duda el lugar que no debes dejar de visitar. Desde esta plaza intérnate por las callejuelas de la medina, allí empezarás a percibir el inconfundible olor de la madera a la que llaman tuya con la que expertos artesanos fabrican mesas, cajitas y todo tipo de figuritas de adorno. Ya hemos dicho que en esta ciudad existen expertos artesanos de este tipo de trabajos. También te toparás con pintores que practican diferentes tipos de pintura, desde el naif, pasando por el impresionismo y el cubismo.
Podrás visitar el museo de artes nacionales en el antiguo palacio del Pachá en el que se exponen joyas, armas, monedas, trajes y alfombras de las tribus Oulad Bou sbaa y Chiadma.
Se organizan excursiones en barquitos, como no, pintados de azul alrededor de las islas púrpuras, reserva ornitológica, donde podrás admirar innumerables bandadas de gaviotas y halcones.
Podrás disfrutar de innumerables playas de fina y dorada arena, tanto en la propia ciudad como en sus alrededores y esto, unido a su benigno clima, te hará recordar siempre tus vacaciones pasadas en Esaouira. Como playas tenemos la propia de la ciudad limitada al sur por la desembocadura del rio Oued Ksar, existen otras dos espléndidas playas, la de Diabat y la de Sidi Kaouki donde se encuentra el morabito del Santo del mismo nombre. Al sur de la ciudad la playa Cabo Sim de grandes dunas y la de Duiabat.
Te dejo el enlace que te llevará a la página de la oficina de turismo de Esaouira
Nació este festival en el año de 1998 con el solo objetivo de potenciar la cultura Gnaua tan presente sobre todo en el sur del país.
Hablemos un poco de los Gnauas: Son sujetos de piel oscura, antiguos esclavos que al abolirse la esclavitud quedaron muchos de ellos varados en el sur de Marruecos, pronto se integraron y fueron aceptados por la gente del país. Conservaron su música y sus costumbres. Los instrumentos que utilizan son sobre todo el gembri o sentir, instrumento de sólo tres cuerda, el tambor o tbel que se hace sonar con un palo curvo y los qraqueb instrumentos estos que alguien compara con castañuelas
pero que yo los veo bastante diferente, además de que estos son metálicos. Tanto los bailes como la música son muy rítmicas, en ocasiones los músicos entran en trance. Al mismo tiempo que tañe su instrumento alguno del grupo gira la cabeza describiendo círculos con una especie de borlón que llevan cogido con una cuerda en lo más alto de su gorro (tarbuch) También algún otro se pone a bailar en cuclillas sin dejar de tocar.
A pesar de que Esaouira se está convirtiendo en una ciudad bastante frecuentada por turistas venidos de todo el mundo, continúa al día de hoy siendo un lugar bastante tranquilo, nada que ver con el bullicio y el trasiego de la mayoría de las ciudades de este encantador país. Aquí te librarás de empujones, también del clásico “guía” que en cualquier otro lugar insiste en acompañarte y recomendarte algún establecimiento, siempre un bazar en el que casi te obligan a comprar cualquier cosa, casi siempre alfombras y por lo que el “guía” recibirá una comisión.
Tampoco se practica aquí demasiado el clásico regateo, algo muy común en cualquier lugar de Marruecos y que, por otro lado, es recomendable practicar.
Si quieres pasear por la ciudad deberás desde el puerto entrar por la puerta de la marina, subir a la torre de la Skala del puerto desde donde disfrutarás de una espléndida vista del mar y la ciudad. Dirígete a la plaza Muley el Hassan, plaza considerada el centro neurálgico de la ciudad.
En ella no faltan las cafeterías, salas de exposiciones, todo tipo de establecimientos de restauración siendo sin duda el lugar que no debes dejar de visitar. Desde esta plaza intérnate por las callejuelas de la medina, allí empezarás a percibir el inconfundible olor de la madera a la que llaman tuya con la que expertos artesanos fabrican mesas, cajitas y todo tipo de figuritas de adorno. Ya hemos dicho que en esta ciudad existen expertos artesanos de este tipo de trabajos. También te toparás con pintores que practican diferentes tipos de pintura, desde el naif, pasando por el impresionismo y el cubismo.
Podrás visitar el museo de artes nacionales en el antiguo palacio del Pachá en el que se exponen joyas, armas, monedas, trajes y alfombras de las tribus Oulad Bou sbaa y Chiadma.
Se organizan excursiones en barquitos, como no, pintados de azul alrededor de las islas púrpuras, reserva ornitológica, donde podrás admirar innumerables bandadas de gaviotas y halcones.
Podrás disfrutar de innumerables playas de fina y dorada arena, tanto en la propia ciudad como en sus alrededores y esto, unido a su benigno clima, te hará recordar siempre tus vacaciones pasadas en Esaouira. Como playas tenemos la propia de la ciudad limitada al sur por la desembocadura del rio Oued Ksar, existen otras dos espléndidas playas, la de Diabat y la de Sidi Kaouki donde se encuentra el morabito del Santo del mismo nombre. Al sur de la ciudad la playa Cabo Sim de grandes dunas y la de Duiabat.
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